Articulación
– Dicción – Interpretación
¿Quién no conoce el suplicio de oír cantar sin
entender una palabra? Por más que se aguce el oído, se está en la absoluta
imposibilidad de distinguir siquiera el idioma empleado: ¿español?...
¿inglés?... ¿italiano?... ¿o iroqués?...
Una voz pequeña bien articulada, puede parecer
más sonora que otra grande sin articulación.
La articulación
es la parte mecánica de la palabra.
La dicción
es la manera más o menos estética de articular, de pronunciar las palabras. Se
puede articular muy bien y poseer una dicción defectuosa, aún sin tener acento
extranjero.
La dicción está a medio camino entre la
articulación, que la sirve, y la interpretación, a quien sirve.
La interpretación, en efecto, no puede
prescindir de una buena dicción. En esta última encuentra el sentimiento un
excelente medio para exteriorizarse, dando al canto la interpretación
requerida.
Si bien la articulación es la “paleta de los
colores”, la dicción es ya el cuadro al que el artista no tiene más que
transmitir el fuego, la vida, el espíritu, es decir la interpretación.
La interpretación es la meta y la culminación de
todo el trabajo vocal.
A través de ejercicios de articulación empleando
consonantes y vocales combinadas se llega a lograr una perfecta articulación y
dicción.